Concentración de Frómista - 5 abril 2008

Tenía ganas de visitar Frómista, ya desde tiempo atrás. Su nombre siempre me llamó la atención. El año pasado estuve a punto de hacerlo, aprovechando la Concentración que se organiza allí, pero no pudo ser. Luego en Semana Santa también lo intenté, pero tampoco fue. Este año lo volvimos a planear, y como al final PI no podía venir, cambié la visita de fin de semana completo por la de sólo un día.

Quedé con mi amigo Gianola en salir de Oviedo, subir por el puerto de San Isidro y recoger a Lou, que viene de León, en Boñar. Al final como Gianola se durmió salimos tarde, y cuando coronamos el puerto nos encontramos a Lou esperándonos.


Aquí esperando por Gianola.

Vistas asturianas del Puerto de San Isidro

Después de un café y un donut de chocolate en La Raya (pueblo asturiano justo antes de la frontera con León) nos pusimos en camino con intención de no parar más que para repostar. Franziskaner, Elvira y Sunnivo nos estaban esperando para comer en Frómista y ya llevábamos retraso.

Nos divertimos un poco por las curvas del embalse del Porma. Siguiendo a Lou y con Gianola detrás, tuve que corregir un par de veces, porque no sabía si mirar los reflejos del paisaje sobre el agua cristalina, o a la carretera. No había tiempo para fotos, así que con todas mis fuerzas me abstuve de parar.

Después de la diversión llega la calma, un tramo que se me antojó especialmente recto el tramo entre Boñar y unos km antes de Guardo. No sabía la que me esperaba.

Después de Guardo llegamos al infierno... me puse delante durante 40 interminables kilómetros de recta salpicada por algunos cruces con visibilidad absoluta y limitación a 60, que si tuviesen algún sitio donde esconderse serían lugar lógico para las emboscadas de la GC. Esta recta sólo se interrumpía brevemente para rodear algunos pueblos, como Saldaña. A 140 la recta no pasa todo lo rápido que debería, pero consideré que debía portarme bien. Cuando llegué a Carrión de los Condes exclamé dentro de mi casco ¡qué guay, una rotonda! y luego me acordé, y acompañé en el sentimiento, a mis amigos pucelanos.

Desde Carrión seguimos por otra rectísima, viendo el letrero de Palencia disminuir sus cifras. Cuando faltaban 21 kilómetros paré en un cruce a contarles a Lou y Gianola que me había confundido de carretera, que Palencia está a 28 de Frómista y acababamos de pasar un letrero que ponía 21. El caso es que ninguno vimos ningún cartel indicando Frómista. Tras consultar mapas y gps, pillamos un atajo por Cebrián de Campos para dar a la otra carretera que nos llevaría a Frómista.

Llegamos a Frómista y según nos bajamos de la moto nos encontramos con Tino y Rebeca. Al parecer salieron a la hora prevista para encontrarse con nosotros en ruta, pero nosotros como salimos tardísimo de Oviedo no nos encontraron. Ellos también se perdieron en la misma carretera, con la diferencia de que llegaron hasta Palencia antes de dar la vuelta.


Iglesia de San Martín

Por fin nos encontramos con Franziskaner, Elvira y Sunnivo, que nos estaban esperando enfrente de esta iglesia para comer en una terraza que habían encontrado. El sitio fantástico, la comida de batalla para peregrinos del Camino. Da igual, porque nosotros fuimos a ver el pueblo, estar con los amigos y contarnos las batallitas de siempre.

Iglesia de San Pedro

Después de dar una vuelta hasta el lugar de la concentración y tomar un café nos acercamos andando hasta la iglesia más alta del pueblo, Sta María del Castillo:

De lejos parece guapa pero de cerca pierde mucho. Esta otra es la de San Pedro frente a donde comimos:

Tras el paseo era hora de ir cogiendo las motos para volver a casa, pero antes nos acercamos al Canal de Castilla a ver las antiguas esclusas que salvavan los desniveles para las barcazas.

Imaginad que en cada escalón hubiese una compuerta para poder inundar cada sector y ganar de cada vez algo más de dos metros.

Después de las esclusas tocó despedirse de los que se quedaban, que alargarían su tarde antes de volver a Valladolid con alguna visita a algún pueblo pintoresco cercano. Los demás, incluyendo a un grupo de gente que no conocíamos pero que Tino sí, nos pusimos en marcha. Unas 9 motos.

Con cierta descoordinación, pues ellos necesitaban gasolina y nosotros no, conseguimos seguir juntos durante la recta de 60km (20 a Carrión y 40 más a Guardo) Sin embargo mientras cruzábamos Guardo algunos se quedaron atrás, y en el cruce donde eliges seguir hacia Riaño o hacia León los perdimos. Parece ser que pese a la equivocación alargaron su ruta satisfactoriamente. :-D

Continuamos ligeros por las que ahora parecían curvas cuando antes parecían rectas hasta Boñar, donde entramos para repostar la garganta y los depósitos. Allí los dos supervivientes del otro grupo decidieron continuar a esperar al resto en Villamanín. Nos encontramos con el grupo de Cheka, que iban a bajar por San Isidro, y quedamos con él en McCharly de Mieres.

Nos despedimos de Lou anocheciendo y enlazamos con la 630 en La Robla para bajar por Pajares ya de noche. En Mieres encontramos a alguna gente ya de retirada, y a Cheka recién cenado esperando por nosotros. Una de esas fantásticas hamburguesas de Charly, una buena conversación y a casa a dormir, que no estoy acostumbrado a hacer 500km en un día.

A ver si para la próxima no pierdo a nadie.

Mapa de la ruta

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