Día 7. Edinburgo - 21 julio 2008.

Por una vez no madrugamos, ni nos llevamos las maletas. Además se mantenía el buen tiempo que había comenzado cuando entramos en Escocia, así que en vaqueros, para poder pasear cómodamente luego, hicimos los 80km de autopista que separan Glasgow de Edinburgo. Ya sé que a algunos no les importa montar en moto en pantalón corto y en camiseta, pero a nosotros no nos gusta.

Antes de entrar en Edinburgo nos desviamos a un ahora conocido pueblo de las afueras, y todo gracias a un libro. Roslin tiene una capilla gótica llena de relieves religiosos y paganos, lo que aprovechó Dan Brown para incluirla en su conocida novela. En este sitio encontramos a los primeros españoles.

Aquí no valía el Heritage Pass, y nos sablaron con 7,50£ a cada uno (9.50€). Tengo idea de que hice fotos dentro, pero no sé qué fueron de ellas.

Ahora ya sí entramos a Edinburgo por un coñazo de calle llena de radares y semáforos que nunca coincidían bien, oliendo los gases de un autobús y soportando un calor agobiante. Llegamos hasta la misma Royal Mile y aparcamos en "zona motos" en una calle anexa. Luego empezamos a subir la cuesta hacia el castillo.

Estaban preparando los escenarios y gradas para el comienzo del famoso Festival de Edinburgo, así que la vista lejana del castillo no era muy buena.

A mi me decepcionó bastante este castillo. Esperaba algo más medieval y me encontré un cuartel fortificado del s.XIX. Y las exposiciones te lo recordaban más, pues sirvió de prisión en tiempos de la guerra con Napoleón. Incluso en las G.M. tuvo su acantonamiento, aunque ahora sólo está el destacamento que todos los días a la una de la tarde dispara el "cañón de la una".

Precisamente a la una de la tarde estábamos enseñando los pases del Heritage en los mostradores y no nos enteramos del cañonazo. Cachis. (sin los pases son 12£/persona)

Tras visitar el castillo volvimos sobre nuestros pasos por la Royal Mile camino del Palacio de Holirood, que está abajo del todo. Por el camino comimos en un Fish'n'Chips y constatamos que el término servilleta y banqueta no existe en esos tugurios. La gente compra su "bocata" (pescado, hamburguesa, kebab, baked potato...) y se va por la calle comiéndolo... y luego no sé dónde se limpian.

Después de comer seguimos bajando la calle.

Y llegamos al palacio, que visitamos también con el pase (13£ si no). Se trata del palacio donde se queda la reina cuando va de visita a Edinburgo, un par de días al año antes o después de sus vacaciones en Balmoral. No dejaban hacer fotos dentro.

Después de volver a subir más de media calle (ya estaba de ella hasta...) cogimos la moto y volvimos a Glasgow.

A pesar de la cuesta, lo poco que conocimos de Edinburgo nos gustó mucho. A mi particularmente por ese bullicio tan particular en el que no hay nadie que sea del lugar.

Aproveché que la moto estaba en el garage gratuito del hotel para ponerme de rodillas a tensar la cadena, rellenar el scootoiler y acordarme de cierta persona mientras lo hacía (¡hola JM!). Luego salimos a seguir probando pintas de ale, cenar en otro de los restaurantes del parque comercial (el Quay, se llamaba el área), y comer un helado (me encanta la dieta vacacional).

Jornada: 200km.

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