Día 18. El Mont St. Michel - 1 agosto 2008

Salimos del hotel rumbo al Mont St.Michel. Ya no llovía, pero en la autovía camino de Caen el viento era insoportable. Era el típico viento fronto-lateral que crea abanicos en el pelotón del Tour. Mi hombro izquierdo dolía pese a llevar la mano recogida tras la bolsa sobredepósito.

Pasamos junto a sugerentes letreros que nos tentaban hacia la costa de Normandía, pero cual mulos con sus orejeras, sólo debíamos mirar de frente, hacia el único objetivo visitable del día, St.Michel.

Aquello estaba "petao", y encima la única calle, tan estrecha, no ayuda a desahogar el gentío. Subíamos observando el ambiente turístico y no pudimos evitar caer en la tentación de comer un crêp de chocolate (demasiadas tentaciones en una mañana).

Después de subir los interminables escalones nos pusimos a hacer cola para pagar 8€ por entrar en la abadía.

Las vistas desde arriba son impresionantes, aunque eso de que la marea lo cubra todo debió de ser hace tiempo.

Por dentro es demasiado moderno para mi gusto, pero a Pily le gustó mucho.

Llevábamos 250km, pero necesitábamos hacer un buen trecho esa tarde ya que todavía estábamos a 1200km de casa. Así que con las prisas de siempre nos despedimos de St.Michel, evitamos nuevamente la tentación de St.Malo y tiramos hacia el sur, a ver hasta dónde llegábamos.

Pasamos Nantes y llegamos a La Roche sur Yon, donde preguntamos por habitación en el Etap. Era viernes, operación salida de agosto, así que no encontramos. Probamos en el Formule 1 que estaba al lado, y tampoco. Empezando a recordar la aventura de Kendal nos estábamos poniendo nerviosos, y sólo eran las 7 de la tarde. Tiramos un poco más allá y encontramos un Premiere Classe.

Se trata de una imitación al Etap pero con el baño más cutre y menos luz. Por fuera parece el típico motel americano, con la entrada de la habitación exterior. Pero barato (44euros creo recordar).

Nos cambiamos y bajamos al centro de la ciudad. Que resultó ser fea fea fea, pero fea fea. El casco antiguo se remonta a 1804 y Napoleón, que mandó fundarla bajo el nombre de Napoleon-sur-Yon, así que los edificios son de lo más anodino. No parece que tenga nada, pero es bastante grande.

En Francia hay kioskos que venden alcohol exclusivamente, así que después de cenar nos pillamos unas latas de 50cl. de rica Bavaria Red para bebérnoslas en la habitación (había que conducir para volver al hotel y no es plan tajarse). Ya echábamos de menos esas pintas de Abbot, Caledonian, Deuchars, Spitfire y tantas otras que probamos (menos la Pedigree, que sabía a meao de perro).

Jornada: 500km.

Comentarios

  1. Impresionante la vista del Mont Saint Michel desde lejos, así como ver la subida de la marea desde arriba. Es cierto que está "petao" de gente siempre, y se recomienda llegar a primerísima hora de la mañana.

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