Por la Sierra Madrileña I - 5 al 8 de septiembre 2008

El problema de andar por los foros de internet, es que la gente te habla continuamente de sitios en los que tú no has estado. Y como los madrileños son muchos, los sitios que nombran acaban entrándote en la mollera.

Así que mientras unos viajaban hacia la Concentración Villa de Gijón, nosotros lo hacíamos en dirección contraria.

Como ya es costumbre en nuestros viajes, nos cayó un aguacero impresionante. Aún de día, entre Villalpando y Tordesillas, a la distancia de seguridad no veíamos más que las luces de los coches entre la cortina de agua. "Estos moteros están locos", debían pensar los que nos veían.

Ya de noche y secos entramos a Madrid por el puerto de los Leones, o como lo quieran llamar, que no se ponen de acuerdo. Es curioso cómo en UK los radares están pintados por su parte trasera en colores llamativos negro y amarillo, en Francia tienen el reborde en esos colores, y en España directamente los pintan en color gris camuflaje. Noo, si no son para recaudarrr.

Tras unos cuantos dimes y diretes con la M40 conseguimos llegar con bastante retraso a casa de nuestro anfitrión, JMBiker. Después de la cena JM me presentó a su amigo Jägermeister (encantado de conocerte, aunque das un poco de dolor de cabeza).

SÁBADO

La mañana amenazaba con seguir lloviendo, así que toda la gente que tenía previsto salir con nosotros fue arrepintiéndose, salvo Motero que desde su ubicación nos decía que haría bueno. No le creímos y decidimos hacer turismo a pie, por lo que no quedamos con él. Al poco vimos un rayo de esperanza y decidimos mezclar las cosas... ir en moto hasta El Escorial, y por la tarde ruta.

Así que por el puertillo de Galapagar llegamos al Escorial, donde nos unimos con los Dimension para entrar a ver el monasterio de San Lorenzo.

Dimos una vueltina por el pueblo para buscar dónde comer.

Antes de que nos diera la modorra arrancamos rumbo a Navacerrada. Es un puerto entretenido pero sin complicaciones (quitando dos curvas algo traicioneras).

Después de coronar bajamos el de Cotos/Valdesquí por una carretera algo más estrecha y que me gustó más, hasta llegar a Rascafría. Aquí tuvimos que escoger: hacer más ruta de curvas o ver más sitios, y elegimos lo último.

En Buitrago de Lozoya estaban de fiestas medievales, y nos inmiscuimos en el ambiente. Cuando nuestro olfato casi empezaba a dar órdenes a nuestro cerebro, nos fuimos de allí. Menos mal, vaya precios que tenían los quesos.

Como estábamos cerca del embalse de El Atazar y había oído cosas del sitio, con las últimas luces del día nos divertimos un poco por su carretera.

Ya a oscuras deambulamos cual vampiros por Patones de Arriba. Es un pueblo de esos empedrados y restaurados que vive exclusivamente del turismo gastronómico diurno, porque estaba todo cerrado.

Miramos de cenar en alguna cueva de El Molar, pero no nos gustó el ambiente y ya cenamos en San Sebastián... de los Reyes, claro, antes de separarnos cada mochuelo a su olivo.

Jornada: 250km.

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