Valencia. Viaje a Mora III - junio 2009

Empezamos la vuelta el peor día posible, el peor de la ola de calor según las alertas. Era lo que había.

Antes de salir, desde un ordenador público del hostal reservamos habitaciones para los siguientes dos días, donde pudimos más que donde quisimos, dados los precios ¿anticrisis? y las fechas.

Luego, siguiendo a la tonta del tontón salimos de Valencia. Primera parada, el reino taifa de Alpuente (http://rcrochina.iespana.es/).

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Llegamos a Alpuente desviándonos por una carreterucha desde Titaguas. Pudimos observar de cerca la torre de la Aljama, la Iglesia y las casas blasonadas colindantes, pero con el calor que ya hacía a eso de las 12, a ver quién era el guapo que subía vestido de romano al castillo, que encima está completamente derruido y medio en obras.

La carreteruca de Titaguas hacia Ademuz no destaca por su paisaje ni por su ancho, pero te entretienes un rato.

Pero cuando te acercas y llegas a la frontera con Cuenca, cambia tanto el paisaje como el asfalto.

Luego cogimos la N-330a, la antigua nacional, donde se debe disfrutar un montón subiendo puertos revirados al lado de barrancos y con un tráfico nulo a las 2 de la tarde. No lo pasamos excesivamente bien por los 42ºC que marcaba el termómetro en Ademuz.

El pueblo estaba levantado, como todos los de esta España nuestra con el superplan para dar empleo, y tuvimos que comernos el polvo y el calor de un camión de obra para atravesarlo.

Supuestamente íbamos hacia Albarracín, y para ello tendríamos que coger una carretera en Castielfabib - curioso pueblo, con su iglesia-castillo en lo alto y un túnel por debajo. El problema fue que según tomamos la carretera que nos marcaba el tontón vimos que era de esas carreteras "traseras" de los pueblos, un carril por el que si hubiese muros los coches andarían pelados para pasar, y eran 50km. No era el momento para ello.

Así que dimos la vuelta y seguimos disfrutando de la N-330 hacia Teruel hasta que dimos con un restaurante con bastantes coches y camiones junto a la carretera. Resultó bastante caro -15€- para el menú flojito que nos dio (ensalada mixta y bistec).

Llevando a Pily, había que parar a hacer esta foto.

Nos saltamos la visita a Albarracín, y continuamos por autopista primero (con tormenta incluida), y medio autopista después (la velocidad era la misma) hasta Molina de Aragón, pues sabía que un había castillo gordo allí.

Hubo que subir por una pista de unos 2km llena de grava, cosa poco agradable con pasajera y maletas cargadas, pero mereció la pena.

Luego, por una carretera de un carril ancho y bastante revirada pero no lenta, muy guapa, llegamos a las inmediaciones de Nuévalos, donde pensábamos ver el Monasterio de Piedra. Era tarde, y aunque nos dejaban ver los jardines decidimos dejarlo para otra ocasión.

Disfruté de lo lindo la carretera desde el Monasterio de Piedra hasta Calatayud, pero para acabar la jornada hubo que coger la autopista hacia el hotel, uno nuevecito en el km280 (y así se llama) de la autovía Madrid-Zaragoza.

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