Por el País Cátaro I

El verano pasado, 2016, echamos las vacaciones recorriendo el País Cátaro. Se trata de una región del sureste de Francia al que le pusieron ese nombre turístico porque en la Edad Media fue donde se vivió la herejía cátara y la cruzada albigense que los mandó al infierno.

Como siempre, la religión fue la excusa para conquistar nuevos territorios, y Francia se aprovechó para acabar de conquistar lo que le quedaba de Occitania, contra los propios occitanos y contra el reino de Aragón. El rey Pedro II de Aragón estaba casado con María de Montpellier y era el Señor de Montpellier, en Occitania, así que se llevó a Aragón a la guerra para proteger lo suyo y a sus vasallos/aliados.



Pedro II había sido ungido rey por el papa Inocencio III en la misma Roma en 1204, y había participado en la victoria de las Navas de Tolosa (1212) en una cruzada contra los almohades proclamada por Inocencio. O sea que era buen cristiano y tenía todos los pecados perdonados.

Sin embargo se tuvo que poner en el bando contrario frente a la cruzada proclamada por el mismo Inocencio III contra los albigenses (unas cuantas familias nobles herejes de la zona de Toulouse-Albi y sus súbditos), como si fuese un hereje más. Pedro se tuvo que enfrentar a Roma, no por ayudar a los herejes o por ser un mal cristiano (ya había demostrado que no lo era), sino por impedir que Francia conquistase sus territorios. Murió en la Batalla de Muret (1213) al año siguiente de Navas de Tolosa, y ahí empezó el fin de Aragón al otro lado de los Pirineos.

La cruzada duró hasta 1255 con la conquista del castillo Quéribus, y después del asedio y conquista de muchos otros castillos y plazas fuertes Francia acabó ocupando todo el territorio de Occitania hasta la actualidad.


Este es mi pequeño resumen de lo que pasó. Si quereis saber más y mejor os remito a la wikipedia.

https://es.wikipedia.org/wiki/Castillos_c%C3%A1taros
https://es.wikipedia.org/wiki/Cruzada_albigense



En la actualidad se trata de una zona plagada de pueblos y castillos medievales, 
que es lo que a nosotros nos gusta, las piedras viejas.


EL VIAJE - Primera etapa Toulouse, 730km.

Salimos de Oviedo un domingo de agosto, directos por autopistas de peaje hasta Toulouse, a 700km. Un palizón tostón y con un calor insoportable, de +35ºC. La zona francesa me recordaba a Castilla, completamente plana y recta, pero más verde.

Llegamos a eso de las 5 de la tarde a Toulouse, así que una ducha para quitarnos la sudada y salimos a dar una vuelta por la ciudad. Teníamos el hotel en el mismo centro, a pocos pasos de la plaza mayor (bueno, allí las plazas mayores se llaman plazas de la República), así que ya no había que martirizar más nuestros culos ese día para ir a ninguna parte.

El hotel, en una calle feísima, trasera de todo, era  modernillo en recepción pero no tenía pinta de haber reformado las habitaciones desde su fundación. La puerta del baño no era tal, sino una puerta abatible tipo salón del Oeste. Por 50€ parece que en Toulouse no se puede pedir más porque es una ciudad carísima (hay mucha industria aerospacial, y se nota).

Paeando por el centro a esas horas de la tarde nos encontramos a toda la gente agolpada junto al río a tomar el sol, pasear, comer helado, y bailar. Ponían un altavoz y se juntaban allí a bailar, supongo que era algún tipo de clase o grupo de aprendizaje, pero parecía lo más normal del mundo. La ciudad nos dijo bien poco, mucha construcción junto al río de cuando la Revolución, canales, esclusas para unir el Canal du Midi con el Canal de Garonne, y poco más.



Algo que nos sorprendió muchísimo fue la pila de militares patrullando las calles con fusiles, de 3 en 3. Se nota que están en guerra y se lo toman en serio. Se ven más militares que policías, y las primeras veces que los ves, completamente pertrechados, asustan. Luego a medida que pasan los días te haces a ellos.

Tras una caña de Kronenbourg en una terraza al módico precio de 3.30€ cada una (la de la foto se ríe de nosotros), buscamos para cenar. Nos llamó la atención un sitio al lado de la plaza donde te hacían un wok al momento eligiendo tú mismo los ingredientes. Nos salió muy bien de precio y estaba buenísimo (siempre que aciertes con lo que elijas). Por lo que vi se trata de una franquicia de allí que ya tiene alguna sede en España, pero no muchas todavía.



Después, un pequeño paseo más hasta la basílica de Saint Sernin para bajar la cena, y a dormir, que el día siguiente también sería largo.




 



Comentarios