Pula y Rovijn, en Istria - Viaje Balcanes 2018

La mañana en Delnice salió nublada, pero camino de Rijeka se fue aclarando. Especialmente cuando bajamos el divertido puerto que separa las dos ciudades. Se nota la existencia de una autopista, porque la carretera estaba casi vacía.





Pasamos de Rijeka, una gran ciudad de la que no cuentan nada monumental, y seguimos por la costa adentrándonos en la península de Istria.

El tráfico costero fue muy pesado. No es que nos atascásemos como en Budva o en Amalfi, pero se hacía lento y no había nada que lo compensanse. La carretera no es completamente costera, sino que va unos metros al interior entre árboles, muros y edificios, así que paisaje poquito, salvo los kilómetros más alejados de Rijeka. Y curvas también, porque con el tráfico y los escasos sitios para adelantar, como si no estuvieran. Un tramo completamente prescindible, y el resto por el interior hasta Pula también.


Pula es imprescincible. Por su circo, por su muralla, por sus puertas, por su templo romano e incluso por sus galerías de la guerra mundial. Está muy llena de turistas, pero merece la pena echar unas horas en ella. Y si vais a Venecia, teneis barcos para llegar y echar el día.



Desde Pula, seguimos a Rovinj a ver lo que todas las guías ponen como fabuloso. Nada. Es una villa costera veraniega típica, como pueda ser Torrevieja. Saqué la foto de las casas típicas y a seguir. Además dejé dentro de la cazadora, atada a la moto, la cartera con el dinero y el pasaporte, así que el paseo de vuelta fue rapidito cuando me di cuenta.




Teníamos habitación en Eslovenia junto a la visita del día siguiente, pero antes de llegar quise pasar por Motovun. Ese nombre me atraía.

El pueblo tenía buena pinta, pero había que dejar el vehículo en el aparcamiento y subir en autobús. No teníamos tiempo para eso. Y ni siquiera hice foto pensando que lo tenía grabado en video. Os dejo la imagen de wikipedia, que es justo lo que vimos cuando llegábamos.



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