Por el País Cátaro IV

DIA 4. CASTILLOS CÁTAROS (215km)


Día muy cansado, de caminar mucho para subir a los castillos más conocidos del País Cátaro. Desayunamos temprano en el hotel y salimos escopetados hacia el este, echando otro vistazo a la ciudadela mientras cruzábamos el puente de Carcassonne. Tras unos pocos km de autovía nos desviamos a la derecha por una buena carretera de dos carrilles, que nos llevó hasta Lagrasse.

 

Lagrasse es un pueblo con alguna reminiscencia medieval, y conocido más que nada por su Abadía benedictina, fundada en el s.VII y que en sus tiempos perteneció al Condado de Barcelona. Para llegar a ella hay que cruzar un bonito puente, cuyas vistas son la enseña del pueblo. El Estado se quedó la abadía en la Revolución Francesa y luego la vendió en dos cachos, uno para un asilo, y el otro es el que se visita. La vimos demasiado restaurada y como faltaban 45min para que abriese, decidimos irnos.


Pocos km después de Lagrasse cogimos un desvío que nos llevó a una carretera paralela y en tan buen estado y trazado como la anterior. El gozo duró poco, porque llegamos a Villerouge-Termenès, lugar de otro castillo.




Dimos un paseo rápido por el pueblo hasta el castillo, entramos en su patio y vimos que hoy en día tiene un restaurante medieval, así que la visita fue cortita. Media vuelta y a la moto.

Nuestro primer destino serio estaba en Cucugnan, y para llegar allí no hay carretera buena directa, hay que atravesar unos montes llenos de pinos por carreteras de un carril. Hay varias opciones y son iguales, son estrechas, casi no te encuentras con nadie, pero el asfalto es muy decente. Yo tiré hasta Padern, mientras el calor y el silencio hacían que las cigarras sonaran muy apropiadas al momento.

Llegados a Cucugnan ya sólo queda subir al Castillo de Quéribus, donde curiosamente al notarnos españoles nos atendieron en catalán antes que en castellano. Anécdota aparte, desde la recepción hay un generosa subida hasta la parte más alta del castillo. La puerta está "cerca", pero una vez la atraviesas sigue todo subiendo, unas veces en rampa otras en escalones.

Las vistas desde el castillo abarcan muchísimos km. a la redonda, llegando incluso a verse el Mediterráneo a 35km. También se pueden ver los castillos cercanos que forman la cadena defensiva, Aguilar, Peyrepertuse y también el de Tautavel, que no está dentro de los llamados castillos cátaros pero es un castillo, qué coño.















Bajamos ya a la hora de comer, y allí mismo en el merendero a la sombra sacamos nuestros bocadillos y descansamos un poco. Hacía un solazo de espatarrar y habría 35ºC.

Arrancamos hasta el castillo de al lado, el de Peyrepertuse, que se ven uno desde el otro como buen sistema defensivo. Esta subida es igual de dura, pero más larga. Además consta de dos castillos dentro de las mismas murallas, uno un cacho más lejos y más alto que el otro.











Entremedias de las dos fortalezas tenían montado un espectáculo de cetrería, explicado en francés. En mi pobre francés B1 entendí bastante, y a Pily le gustó igual aunque no entendiera nada. Fue muy entretenido y didáctico, pero se nos hizo un poco largo, 1h., porque el sol daba de lleno a las 4 de la tarde e íbamos muy mal de agua: nos quedaba un culín para los dos, y todavía nos quedaba subir a la segunda fortificación y bajar.
















Tras hidratarnos un poco con agua de la máquina expendedora (casualmente el agua de los baños no era recomendable) seguimos hacia el tercer castillo del día, el de Puylaurens. Está en otro valle paralelo, y para llegar a él hay que atravesar las Gorges de Galamus, un desfiladero con la carretera excavada en la roca y buena altura hasta el río. Muy chulo. Los coches sólo caben en un sentido, así que en verano está regulador por semáforos y personal en ambos extremos. Tras el desfiladero paramos delante de la primera fuente que encontramos, en la plaza de un pueblo. Sacamos como 6 botellas de todos los tamaños y nos pusimos a rellenarlas ante la estupefacción de los paisanos del lugar.













Llegamos a Puylaurens de milagro, porque una hijadeputa decidió salir a adelantar aunque viniera una moto de frente (ya se apartaría). Y sí, tuve que apartarme al arcén para que ella adelantase a 3 coches. Para que luego digan de lo bien que conducen en Francia.

Entramos al recinto al límite del cierre de la taquilla. Volvimos a ponernos las zapatillas y para arriba. Esta subida era un poco más corta que la anterior, pero mucho más empinada. Cada subida venía a ser más o menos de 15 minutos, así que más o menos haríamos unos 10-12km en todo el día incluyendo los pueblos del principio.


























Ya sólo nos quedaba volver a Carcassonne por muy buenas carreteras, y con cada vez más tráfico. Como tramo divertido me quedo con Puylaurens-Quillan, a orillas del Aude y zona de turismo activo con canoas y cosas de esas divertidas. Luego ya eran carreteras muy generales con algún trozo de autovía superantigua (dos carrilles en cada lado sin arcén, separados por pláganos, y con aberturas en el medio por si alguien da la vuelta.


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