Por el País Cátaro VI

DIA 6. CARCASSONNE - MONTSEGUR - PAU (330km)



Nos quedaban un par de castillos importantes, así que los introduje en la ruta de vuelta. Por la mañana castillos, por la tarde viaje.

Tras un tramo de carretera muy fácil paramos brevemente en Mirepoix, ciudad hereje, a ver su plaza porticada de madera. Unas fotos y a seguir, que nos queda mucho.

Vimos el castillo de Lagarde al pasar y paramos brevemente en Camon, pero el castillo-abadía era un restaurante así que seguimos hasta Puivert sin más experimentos.



Por fin una subida sencilla a un castillo. Desde el aparcamiento apenas 5 minutos y sin mucha pendiente. Desde arriba se veía un aeródromo cercano -de hierba-, y alguna avioneta revoloteando.

Puivert es un castillo clásico, de los de libro: llano, patio enorme, torre del homenaje con sus estancias y su capilla. Cuando marchábamos un par de tíos se pusieron a escalar la torre.





Seguimos por carreteruchas hasta llegar en un pis-pas a Montsegur. Eso sí, estas carreteruchas eran mucho mejores que las de los castillos de Queribus y Peyrepertuse.



 
Subimos el mini-puerto y arriba aparece el aparcamiento... miras más arriba y el castillo está allí, lejos, muy arriba.

¡HASTA ALLÁ ARRIBA HAY QUE SUBIR!

Quitamos pantalones y botas de moto, nos ponemos ropa de andar, nos llenamos de moral y venga, a subir. A media subida está la entrada, en un kiosco de mala muerte, qué cabrones. Si pensabas que era gratis y por eso subías te llevarías un bluf.


El castillo no es muy allá, 4 paredes cuadradas y poco más. lleno de gente. ¡Pero vaya vistas! Ideales para comer tranquilamente lo que llevábamos (grabé tanto video que se me olvidó hacer foto a las vistas).

Bajamos por fin y nos vestimos de moto otra vez. Tiramos hasta Foix. Y no, no subimos al castillo. Preferimos tomarnos algo allí reposadamente, que hacía mucho mucho calor.


Después de unas vueltas buscando gasolinera arrancamos hasta Pau. El primer tramo de carretera convencional fue rápida, buena, viajera. Pasando al lado de algún pueblo que invitaba a entrar, como Saint-Lizier (a la derecha). El segundo ya de autopista de peaje.

El hotel A L'Hôtel (muy originales con el nombre) desde fuera parecía un puti, otra vez, pero nada más lejos. Eso sí, la habitación olía a muerto, bueno, más bien a lo que echan cuando hay un muerto para que no huelas al muerto. Ventilamos lo que pudimos mientras visitamos la ciudad para cenar y no quisimos pensar más en lo que debió pasar allí.

Nos encontramos una ciudad muy moderna, muy arreglada y limpia, todo lo contrario a lo que normalmente hemos visto en Francia. Estaban de fiestas y aún así encontramos sitio para cenar en la terraza de una crepería con vistas a las montañas.





Después, una vuelta por la romería en la plaza del pueblo, que habían cerrado con vallas, y con gendarmes y soldados con fusiles patrullando. Para entrar te miraban con cara de qué-haces y a las chicas las cacheaban el bolso.

El espectáculo contratado nos dio grima: 3-4 tías catalanistas más feas que picio, hablando en francés soltando el discurso a favor del independentismo catalán y cantando, como el culo además, con panderetas y castañuelas canciones folclóricas catalanas y valencianas (lo sé porque lo decían ellas).

Si alguien se divierte viendo eso en una fiesta de pueblo en el prime time allá él, pero yo prefiero la orquesta típica. Así que después de una caña y comprobar que el esperpento iba para largo y no nos íbamos a divertir, nos retiramos a dormir.

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