Costa de Montenegro: Bar, Budva, Kotor, Herceg Novi

La ventaja de entrar el último en un barco es que sales el primero, y habiendo una frontera que cruzar la cola va a ser mínima. En menos de media hora estás en marcha entre que entras en la bodega y pasas por la caseta.

Sin bajarnos, como en un peaje, nos pidieron los papeles de la moto (documentación y carta verde), los pasaportes y dieron una vuelta alrededor de la moto. Nos mandaron quitar los cascos para vernos la cara, y fue la única vez de todas las veces que cruzamos fronteras en la que nos lo pidieron. Sello de entrada y a correr.


STARI BAR


Bar tiene pinta de ciudad nueva, aunque no atravesamos el centro, sólo la periferia. La calles de la periferia son enormemente anchas, con muchos carriles, rotondas, medianas ajardinadas, edificios sueltos aquí y allá, como un pueblo nuevo de cuando nuestro boom constructivo.

 5 km más allá en una colina está la "antigua Bar", Stari Bar, que era una ciudad fortificada de la que no quedan más que restos y una estrecha calle de puestos que te lleva a la entrada de la muralla. Si estás por allí puedes subir y en poco tiempo se ve. Entre subir, verlo y bajar echas poco más de una hora. Además en moto aparcas al lado de la puerta, no medio km más abajo en el aparcamiento turístico.


Entrar fueron 2 euros (en Montenegro la moneda oficial es el euro, aunque no estén en la UE). El lugar es poco interesante y las vistas tampoco son muy allá: ves un resumen de lo que es realmente Montenegro: un sembrado de casas indiduales que no llegan a formar un núcleo, salvo en los grandes lugares de playa de la costa. Eran las 10 de la mañana y el calor ay era sofocante, probablemente el día que más calor tuvimos. Afortunadamente había una fuente justo delante de la puerta y llenamos nuestras botellas de agua fresquita para el camino



 
Volvimos abajo y atravesamos otra vez Bar, donde nos unimos al atasco general de los que cruzan Montenegro de abajo a arriba, y los que todavía estaban desembarcando del ferry. Era casi imposible circular entre coches, porque el asfalto se había derretido ya tantas veces que entre los carriles se había creado una cresta de 10-15 cm.

En una gasolinera una pareja francesa en autocaravana nos enseña un mapa y nos pregunta dónde están y dónde está Dubrovnik, que pensaban que estaban en Dubrovnik.

Se lo marco en el mapa y me dicen,
- ¿Y a cuánto está entonces, una hora?
- Una? Nooo, 3 mínimo y en moto.

Fue una situación tan noventera que me dejó a cuadros. Estos tíos no tienen ni GPS ni googlemaps, se lanzan a la aventura y no saben donde andan.


En caravana pasamos por delante de Sveti Stefan, típica isla de postal y atractivo turístico pijo nº1 de Montenegro, porque la isla es una antiguo pueblo con muralla, que compró una empresa y que montó un hotel hiperprivado para ricos.
El tráfico veraniego de Montenegro es horroroso. Hay una sola carretera de un solo carril que va siguiendo toda la costa. Con las colinas que caen hacia el mar no tienen sitio para más. Todo el turismo pasa por allí. En cuanto llegas a una población la caravana de los que entran y salen por los cruces se hace eterna y hasta en moto se pasa mal. 

Imaginaos hacer 5 km de retención por la izquierda, apartándoos cuando vienen coches, saliendo cuando no vienen, adelantando 2 ó 3 coches en cada tanda. Y así todas las poblaciones. La mano izquierda me dolía de sujetar el embrague, los 30 y muchos grados a las 10 de la mañana no ayudaban, y la moto con el ventilador a tope todo el rato. Al día siguiente tenía agujetas en la mano izquierda.


BUDVA


Y entre coches llegamos a Budva. Es una ciudad bastante más grande que Bar, con más playas, con edificios más cercanos unos a otros y con mucha más vida por las aceras. Lo que queríamos ver era la Budva vieja, amurallada con calles estrechas, muy guapa, muy turística, y con un muelle delante lleno de yates de los de varios ceros.

Y es que en Montenegro hay pasta, pero no de los montenegrinos, sino de los rusos. Pila de rusos que hay en Montenegro.

Sin embargo la impresión que me llevo del país es que está todo abandonado y que no hay ningún plan de ordenación. Hay montones de casas al lado de la carretera construyéndose, abandonadas a medio construir, o cayéndose. También las cunetas están llenas de basura, plásticos, botellas, garrafas, ruedas, lavadoras tiradas por todas partes. Como estaríamos nosotros si a  finales de los 80 no nos hubieran empezado a poner multones por hacer estercoleros donde no era.

Faltaría ver el interior, el parque nacional del Dumitor, que tiene una pintaza increíble.


KOTOR

Desde Budva hay 3 variantes para llegar a Kotor. Una, la típica, por la costa, por donde va todo el mundo. Otra por la montaña, y otra una mezcla de las dos que fue la que cogimos. Todo para poder ver las vistas del fiordo desde las alturas. 

Kotor es destino obligado si llegaste hasta Dubrovnik. Hay que verla, y la pila de españoles que nos encontramos lo demuestra. Son callejuelas estrechas de piedra, para evitar los calores del verano y la rasca que debe de hacer en invierno. El fiordo es profundo y los grandes cruceros amarran en la misma entrada, dejando la ciudad empequeñecida ante su tamaño.

Tras callejear un rato nos tomamos una Nicksicko fresquita en un garito, la marca típica de cerveza en Montenegro. Está rica. Me quería llevar el vaso de recuerdo, pero como sólo estábamos nosotros no me dejaron. Tras eso buscamos para comer en una de las muchísimas terrazas para turistas del lugar. No salió caro, 25€ dos personas, aunque tampoco comimos mucho por culpa del excesivo calor que hacía (37º).

 
 

 Los gatetes también pasaban calor a la hora de la siesta. El pueblo está lleno de gatetes.
 


Aclaro que cuando llegábamos a un sitio donde íbamos a estar un tiempo, nos quitábamos las botas de moto y nos poníamos calzado fresquito. Amarrábamos las chaquetas y pantalones de kevlar (a veces) con una cadena a la moto, y las botas las metíamos en el baúl. Así podíamos soportar las visitas más largas con el calor que hacía.
 
Como dije hacía un calor horroroso, así que en vez de volver a ponernos las botas arrancamos en playeros camino del siguiente destino. El aire caliente entraba entre mis dedos como un secador, parecía que la suela en cualquier momento se derritiría. Pensé que iba a ir más fresquito y una leche.

 
Cerca de Kotor hay una foto muy típica en el pueblo de Perast. Me hubiese gustado mucho echar media hora o más en ese pueblo, pero hay que aparcar fuera, el aparcamiento estaba petado e íbamos con el horario justito para ver lo siguiente.




HERCEG NOVI

La carretera alrededor del fiordo es muy guapa y entretenida, y a las 5 de la tarde no había mucho tráfico extrañamente. No se puede ir rápido porque vas todo el rato mirando el paisaje. También me dediqué a buscar música en la radio, y sólo me encontré con música de Manolo Escobar, pero en moro (el país es musulmán). 

Algo como esto: https://www.youtube.com/watch?v=SVVvQVZJHHQ
Yo pensaba que me encontraría música como esta, mucho más atractiva:
https://www.youtube.com/watch?v=eFJKfvRjDzY 
https://www.youtube.com/watch?time_continue=48&v=zbhMB1nwojg
   

El objetivo que yo tenía no era Herceg Novi, sino la fortaleza española, la Tvrdjava Spanjola de Castelnuovo. Cuenta la historia que en 1538 en este lugar 4000 españoles a los mandos de Francisco de Sarmiento se enfrentaron a 50.000 turcos de Barbarroja... y perecieron olvidados por su rey.

La fortaleza en sí parece ser que no es obra española sino turca. En uno de los letreros leimos que los españoles como mucho tenían una fortaleza de madera. Los españoles pasaron aquí menos de un año desde que consquistaron Castelnuovo hasta la batalla, así que imagino que sería mitad y mitad, porque si fuese sólo madera no hubiesen durado lo que duraron.

Os dejo aquí la historia de la wikipedia y el relato de Miquel Silvestre sobre el tema.
https://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Castelnuovo
https://www.diariodelviajero.com/asia/embajada-samarcanda-montenegro-el-sitio-de-castelnuovo

La fortaleza está hecha una mierda. Y no me refiero a la estructura, sino a la pila de basura asquerosa que hay tirada por allí. Bolsas, botellones, condones, jeringuillas. Un puto asco.





Pero las vistas, ah, normal que pusieran allí la fortaleza, dominan la entrada al fiordo.

Ya buscando la frontera de Croacia paramos un momento en uno de los muchísimas tiendas que nos encontramos en la carretera, para beber algo porque me deshidrataba. Un zumo extraño y rico de fresa y mango, de las muchas variedades de refrescos sin alcohol que tienen por allí. Me bebí el litro del tirón.



El montenegrino de la frontera fue simpático. Leyó Oviedo en los pasaportes y dijo "Ah, Real Oviedo". Pero no nos selló la salida.



(frontera de Croacia)

APARTAMENTOS MILJAS - CAVTAT - CROACIA



A eso de las 7.30 llegamos a nuestro alojamiento en Cavtat. Tuvimos suerte con los apartamentos: la moto delante de la puerta y una anfitriona maja que nos regaló un par de Ozujsko. En español sólo sabía decir "adios, mi amor" por los culebrones que veía. http://www.booking.com/Share-aU1EMN








un restaurante-pizzería barato a 50 metros, donde ese día probé el filete estilo Dalmacia (cebolla, patata y perejil),



 y un supermercado a 100m. donde hicimos acopio de lo esencial.
 



Eso sí, el centro del pueblo estaba a 10 minutos caminando al bajar, y 15 al subir. Así que no lo visitamos más que un día.



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