Ston y Korçula

Después de 3 noches en Cavtat alojados de maravilla tocó despedirse y empezar a subir la costa croata. Ya podría decirse que empezábamos a volver.

La carretera desde Dubrovnik hacia el norte fue un coñazo de tráfico hasta llegar al desvío para Ston, que cogimos para llegar a Korçula.


Ston es famoso por las murallas. Construidas en el s.XIV unían Ston con Mali Ston, al otro lado del monte. La idea era proteger la entrada de Dubrovnik, y las salinas que todavía se aprovechan en Ston. www.ston.hr



Por un lado apetecía un montón quedarse y recorrerlas de lado a lado del monte, 5.5km, la segunda muralla más larga de Europa después de la de Adriano en Escocia. Por otro el sol pegaba fuerte, y los 30 y tantos grados decían que no era buena idea.

Mali Ston  Ston


A partir de Ston la carretera se convirtió en disfrutable 100% en todos los sentidos. Había tráfico, pero soportable y se podía adelantar. Las vistas eran buenas a ratos y el trazado estaba perfecto y llenito de curvas hasta Orebic.


Korçula está en una isla del mismo nombre. Para llegar  hay dos opciones desde Orebic: ferry al que montas con tu vehículo, o taxi-boat para peatones. El primero te deja a 3km del pueblo, y está bien si vas a andar por la isla visitando playas echando el día entero o más.


Taxi Boat

Ferry

La opción taxiboat es mejor si solo quieres ver el pueblo, porque te deja delante de la muralla. Y sale muy barato, si no recuerdo mal fueron 15€ los dos ida y vuelta. Hay un barco cada hora y tarda unos 20min en cruzar.

El pueblo de Korçula está muy guapo, pero es muy pequeñín. Caminas todas las callejuelas y en una hora está visto, aunque no disfrutado como si estuvieras allí alojado, que es para lo que está preparado, con montones de restaurantes y terrazas para vegetar.



Entramos en la casa natal de Marco Polo. Por entrar, porque ya estás allí y entras. Porque tener no tiene nada de nada y si nos dicen que es de Marco Polo será, pero hay que creérselo. Al menos es el sitio más alto de Korçula y ves algo desde la torre.



Así que una vez visto el pueblo nos volvimos en el taxi. El piloto debió flipar por habernos dejado en el viaje anterior, y recogernos en el siguiente.


En Croacia están orgullosos de su bandera y la lucen en todos los monumentos

símbolos templarios

olas del Adriático, las únicas que vimos

Al llegar me pegué un baño en Orebic porque nos sobraba tiempo para llegar al siguiente ferry, en Trpanj, que nos iba a dejar otra vez en el continente sin tener que dar toda la vuelta a esta península casi-isla de Pelješac.

Pero eso, es otra historia...

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