Savona - Viaje Balcanes 2018

Tras el aburrimiento de autopista llegamos a Savona bien entrada la tarde, pero con tiempo de sobra para dar una vuelta hasta montar en el ferry a las 10 de la noche.

Según llegamos al centro nos encontramos una pedazo de fortaleza de la que no teníamos ni idea. Justo acababa de cerrar.




Bajamos al puerto andando y de paso entramos en un supermercado a comprar comida y bebida para pasar 20h en el ferry.

El puerto es cerrado en U, y hay bares y terrazas alrededor. Aunque como era domingo (creo) no había mucho ambiente.



Tomamos unas cervezotas en uno de los bares, que era cervecería, y nos sorprendieron con un montón de tapas. Desconocíamos que existiese la costumbre fuera de España. El precio fue muy contenido para ser Italia, cervezas raras de medio litro y en un puerto: a 5.50 la cerveza, como en Oviedo.



A falta de una hora para el ferry volvimos a la moto, atravesando alguna calle para ver la catedral. Nueve de la noche y no había un alma por la calle.



El ferry estaba marcado en googlemaps a unos 8km siguiendo la costa hacia el oeste. Para ello había que atravesar un par de poblaciones costeras que están unidas a Savona por un paseo marítimo.



Después de algunos semáforos y pérdidas, conseguimos llegar al puerto. Faltaban 15 minutos.
¡Y ALLÍ NO ERA!

El que estaba ordenando el tráfico para los ferrys que sí estaban allí nos dijo que no, que el que buscábamos estaba en el puerto viejo de Savona (justo detrás de donde habíamos tomado las cervezas).

CAGONMIMANTO EL GOOGLE DE LOS ...  (sudores fríos y pulsaciones desbocadas)


Así que corriendo, adelantando tráfico, esquivando peatones suicidas y gente que sale de aparcar sin mirar (qué cerquita estuvo, le vi hasta el color de los ojos), llegamos al muelle de verdad. Y ya nos dijeron en la entrada que estaban esperando por nosotros para embarcar, que corriéramos.

Estarían esperando, pero todavía no había subido nadie. Eso sí, según llegamos ya pasamos directamente al interior. Lo que fue perfecto porque al ser los primeros podríamos escoger dónde tirarnos durante el viaje, como hicimos en el de Civitavecchia.

Hora y pico después todavía llegaron un par de camiones y arrancamos para Barcelona. Grimaldi en estado puro.

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